
En México, aproximadamente 3.6 millones de personas adultas padecen depresión, según un estudio realizado en 2021 por los Servicios de Atención Psiquiátrica (SAP) de la Secretaría de Salud. De estas, solo un por ciento corresponden a casos severos.
La pandemia por COVID-19 ha tenido un impacto significativo en la salud mental, aumentando los problemas psicosociales y los niveles de estrés debido al miedo a contagiarse y al aislamiento social. Esto ha provocado cambios en la alimentación, patrones de sueño alterados y dificultades en el núcleo social. En adolescentes, se ha observado un aumento en el consumo de sustancias psicoactivas y actos violentos.
El informe *Panorama de la Salud 2021* de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) indica que la prevalencia de casos de ansiedad y depresión aumentó más del doble en comparación con lo observado antes de la crisis, especialmente en México, Reino Unido y Estados Unidos.
La directora de Gestión de los SAP, Lorena López Pérez, destacó que los problemas psicosociales tienen una alta correlación con la generación de episodios depresivos y que es crucial orientar acciones para mejorar la salud mental de la población, especialmente en grupos más vulnerables.