La Armada china ha iniciado una significativa expansión hacia el Ártico, esta vez en colaboración con Rusia. Este movimiento forma parte del ambicioso plan de Pekín para establecer la ‘Ruta de la Seda Polar’, una iniciativa que busca abrir nuevas rutas marítimas en la región ártica.
La cooperación entre China y Rusia se centra en aprovechar el calentamiento global, que está causando la reducción del hielo marino en el Ártico, para crear rutas de navegación más directas y eficientes. Esta iniciativa no solo tiene implicaciones económicas, sino también geopolíticas, ya que ambos países buscan fortalecer su presencia en la región.
La ‘Ruta de la Seda Polar’ podría significar una reducción significativa en los tiempos de viaje y los costos de transporte entre Europa y Asia, lo que podría tener un impacto considerable en el comercio global. Además, la presencia militar y de infraestructura en el Ártico por parte de China y Rusia podría alterar el equilibrio de poder en la región, generando nuevas dinámicas en las relaciones internacionales.
Este desarrollo marca un nuevo capítulo en la estrategia de expansión global de China y en la creciente alianza entre Pekín y Moscú, destacando la importancia del Ártico como un frente emergente en la geopolítica mundial.